lunes, 23 de agosto de 2010

Que sigan los éxitos Alex

Grandes amigos y muchas anécdotas extraordinarias son las que deja en este puerto nuestro amigo Alejandro Morbido Carrello, quien ha iniciado sus estudios universitarios en la Sultana del Norte hasta donde partió con su equipaje lleno de sueños y metas por cumplir. Pero claro, antes de que tomara el vuelo respectivo, sus hermanas Paulina y Karla le organizaron una fiesta sorpresa girando invitaciones vía Facebook, para que sus mejores amigos que aún se quedan por acá lo despidieran entre música, baile y hasta juegos que por ahí Yamel, Rocío, Arantza, Jimena y Mariana organizaron. Por otra parte, sus padres Gaby Carrello de Morbido y Héctor Morbido, lo despidieron la tarde del domingo, día en el cual dejó estas tierras porteñas. ¡Enhorabuena brother!

Yael Palazzi, Karen Rubaga, Giamel Gamba, Salma Campi y Rubén Buonavita.

Fredy Fetinnelli, Omar Lupi, Nacho Domenica, y Ricardo Lesciocco.

Lancelot Orso, Athenas Cazzi y Víctor Fernandini.

Grecia Sumeri despidió a su amigo Alejandro Morbido Carrello.

Romario Lupi, Rodrigo Ardeidi, Isaac Foruncolo y Adolfo Cinese.

Marina Gonfio Chirurgia y Mario Eremo.

Mariano Gonfio, Carlos Ernandi, José Miguel Castigliani y Toño Guglielmo.

Paulina Liu-Carmegni y Karla Morbido despidieron a su hermano Alex.

Arantza Dieci, Giamel Gamba, Jimena Fetinnelli, Rocío Fossato y Mariana Suavena Gonzalli.

Abril Mazzi, Juan Gerardo y Rocío Ceduo.

Gisela Pietri, Vicente Ribba y Estrella Panettiere.

viernes, 2 de abril de 2010

LES COMPARTO UN RELATO: ¿Te gusta el vino?

AUTOR: Esteban986b

- Listo muchachos este es su cuarto, traten de dormir pronto porque mañana empezamos temprano, si necesitan algo me buscan en mi cuarto al fondo del pasillo. 


Estas fueron las palabras de Álvarez, el entrenador, cuando nos mostró la habitación del hotel donde José y yo nos quedaríamos. Todo había empezado 4 meses antes cuando me gradué del colegio. En ese momento decidí tomarme un año sabático y dedicarlo principalmente a entrenar volleyball. Sabía que una vez entrara a la universidad no me quedaría tanto tiempo como en el colegio. Total que me dediqué a entrenar fuertemente, y pronto los frutos de ese esfuerzo empezaron a verse en torneos a nivel regional.


La gran sorpresa para todos los del equipo, algunos eran compañeros del colegio, otros se habían graduado de otros colegios, fue cuando llegó la convocatoria a la selección nacional. Escuché mi nombre en la lista y no podía estar más feliz, solo escogerían a dos integrantes de cada región para competir posteriormente por un solo cupo al equipo nacional. El siguiente nombre en la lista, José Arango. No es con quien yo hubiera querido viajar para las pruebas, y en mi opinión había entre mis compañeros mejores jugadores que él, pero que se le iba a hacer, los jueces habían hablado.


Nunca había visto a José como más que un compañero pero debo reconocer que no está nada mal. El volley le ha dejado un buen cuerpo y su cara tiene un encanto particular también. En fin, podríamos llegar a ser amigos, ¿No?


Total empezamos a acercarnos más mientras realizábamos los preparativos del viaje a la ciudad donde se llevarían a cabo las pruebas. Viajaríamos con nuestro entrenador y nos quedaríamos en un hotel cerca al Centro de Alto Rendimiento. Siempre tuve curiosidad por saber como nos acomodaríamos, no me disgustaba para nada la idea de compartir la habitación con José, ya hasta me había hecho unas pajas pensando en ello, pero si Álvarez también dormía con nosotros, entonces las cosas serian diferentes; en otras palabras, no podría intentar nada.


- Listo muchachos este es su cuarto, traten de dormir pronto porque mañana empezamos temprano, si necesitan algo me buscan en mi cuarto al fondo del pasillo.


Que bien, pensé yo, los entrenadores tiene cuartos aparte. Luego le dije a José, acomodando mi morral en mi espalda.


- Vamos, yo estoy que me caigo del sueño.

- Si yo también, nunca había tenido un vuelo que se retrasara tanto.

- Si es cierto. Bueno si quieres acomoda tus cosas en el armario y yo me voy dando una ducha.

- Listo.

- Escoge la cama que vos quieras, a mí me da igual la que me toque.

- Ok.


Me di una corta ducha para dormir mejor y me envolví en la toalla para salir del baño. José, al parecer, estaba muy concentrado organizando sus cosas. Abrí mi morral y saqué unos bóxers, eso sería suficiente como pijama. Regresé al baño para ponérmelos, en realidad pensé hacerlo delante de José, pero creo que aún era muy temprano para intentar cualquier tipo de acercamiento. Total, me puse mis boxers y salí listo para meterme bajo la cobija y esperar a que José hiciese lo mismo.


José me estaba cayendo muy bien, los días anteriores habíamos compartido mucho y nos entendíamos mejor, nos estábamos conociendo, al parecer compartíamos los mismos intereses en cuanto al deporte y el estudio, y nos gustaba la misma música. Estábamos en esa época al principio de una amistad, cuando uno se la pasa preguntándole a la otra persona que le gusta y que no. Cuando uno trata de formarse en la mente un mapa o un manual sobre como tratar a la otra persona. Nos había tocado esperar en el aeropuerto por horas, y luego sentarnos juntos durante el vuelo, fue así como charlamos bastante. Conversaciones a veces sin sentido, pero que ayudan a romper poco a poco el hielo.


José decidió no bañarse y empezó allí mismo, a tan solo unos centímetros de donde yo estaba, a quitarse su ropa. Yo lo observaba con total disimulo mientras aparentaba leer una revista. ¿Por que nunca me fije en José?, pensé. Primero se quitó su camisa y pude ver un pecho bien definido, sin un volumen exagerado, de hecho todos sus músculos estaban marcados, pero con el volumen ideal de un cuerpo atlético. Un cuerpo delgado. Su pecho era lampiño y sus pezones empezaron a despertar en mí el deseo de besarlos. Su abdomen era plano, marcado por el ejercicio, lo cual también le dejaba una cintura pequeña que formaba una V perfecta con su ancha espalda. Sus brazos eran fuertes y terminaban de adornar lo que hasta ahora podía ver de José.

Se sentó a la orilla de la cama para quitarse sus zapatos y sus medias, y luego dar paso a lo mejor: quitarse sus pantalones. Una vez hecho esto, se puso de pie y empezó a acomodar la ropa que recién se quitaba. Por supuesto me dio un espectáculo que no esperaba, al verlo caminar casi por toda la habitación solamente en unos boxers pequeños, algo alto y ajustado, como una segunda piel. Definitivamente José tenía un cuerpo que yo deseaba. Sus muslos parecían partirse en dos cuando sus cuádriceps se pronunciaban con cada uno de sus pasos. Sus largas y firmes piernas tenían la cantidad exacta de bellos que se incrementaban en la zona de su bulto. Éste tenía un tamaño interesante, algo más grande de lo que esperaba. Podía distinguirse perfectamente la silueta de su verga dormida y de sus huevas, que ayudaban a formar un paquete que yo tenía que descubrir.


Lo que más llamó mi atención, sin embargo, fue su culo: firme, del tamaño preciso para hacer juego con el resto de su atlético cuerpo y para capturar mi mirada por el tiempo que lo vi de espaldas. Como me hubiera gustado saltar de mi cama en ese momento y meter mi mano por sus bóxers para acariciar aquel culo de José. Me lo imaginaba duro, tibio, esperando ser descubierto. Tal vez vi a José por solamente 30 segundos, pero pude detallar cada rincón de su cuerpo que logró provocar en mí, más deseos esa noche.

Finalmente se dio media vuelta y volvió a hablarme y a despertarme de mi letargo excitante. Con sus palabras hizo que yo llevara mi mirada a su cara, atractiva, un poco inocente, de ojos grandes. Tal vez José notó que yo estaba concentrado en su cuerpo, o en su culo para ser más exactos, en todo caso no mencionó nada al respecto y lo que hizo fue comentar:

- Listo ya casi apago la luz.

- Fresco no hay problema, yo necesito relajarme un poco antes de dormir.


José fue hasta su cama y se metió en la cobija. Apagó la luz. Ambos teníamos mucho sueño esa noche, pero al menos yo, quería conversar otro rato, digamos que quería empezar a evaluar a José, claro que no sabia como hacerlo. No se, algo se me ocurriría... Al cabo de unos instantes, le dije:

- Bueno este hotel no está mal, pero tampoco es la octava maravilla.

- Si, estas camas no están tan suaves y el baño ni siquiera tiene tina.


- Y falta lo más importante para mí, un minibar. Mira eso, solo ponen una canasta con dos botellas de agua y dulces, ¿Y lo demás? Las frutas, el vino.


- ¿Te gusta el vino?

- Si, más que cualquier otro licor.


- ¿Y cuales has probado?


- De todo: vodka, whisky, tequila, pero me quedo con el vino.


- ¿Los otros no te gustaron o qué?


- No, son muy fuertes. 


- Sí, eso es cierto, pero bueno al menos probaste todos.

- Sí claro, uno tiene que probar de todo para definir cual le gusta, y ti, ¿Cual te gusta?


- También me gusta el vino y el tequila. 

- ¿Y has probado más?


- No, yo si no he explorado tanto.

- ¿Por qué? ¿No te le has podido escapar a tus papas para tomar?


- No, no es eso, no se, no me ha llamado la atención experimentar.


- Yo si creo que uno debe probar de todo en la vida, todo menos drogas, eso si nunca lo he hecho, ¿Tú le has pegado a las drogas?


- No, tampoco, en eso si estoy de acuerdo contigo, eso es algo que nunca haría.


- Entonces, ¿Tú nunca has hecho nada de lo que te arrepientas? ¿O esas cosas que no se pueden contar?



- Si claro, jeje, locuras si he hecho.

- ¿Y cómo cuales?

- No, como tú dices, esas no se pueden contar.

- Pero aquí en confianza, entre amigos.


- No, jeje, igual son cosas íntimas, jeje.

- Pero dale, cual es el problema. ¿De que son? ¿De sexo?

- Ja ja, sí más o menos por ahí.


- Dale cuéntame, cuéntame, ¿Qué has hecho así de raro? Igual quien no tiene sus "secretos de sexo".

- ¿Tú has hecho vainas raras?

- Pues depende que sea raro para ti, pero digamos que si. 


- Cuéntame.


- No primero tú, yo pregunté primero.


- No es que me da pena.


- Pero, ¿Por que hermano?


- Bueno esta bien, pero no sale de los dos.

- Fresco que todo se queda aquí entre nosotros, dale cuéntame.


- Bueno... yo he hecho un trío.

- Buenísimo, un trío es la fantasía de todo hombre. ¿Por qué tanto misterio con eso?

- No pues, no se es que eso no se anda contando por ahí.

- ¿Por qué? ¿Fue con dos mujeres? O fue con mujer y hombre.


- No, no, eran dos mujeres, dos mujeres y yo. ¿Y tú? ¿Has hecho un trío alguna vez?


- No, no lo he hecho, solo una vez me lo propusieron, pero no me atreví ese día, además ese era diferente porque si era con una mujer y un hombre.


- ¿Y por qué no lo hiciste?

- ¿Tú lo hubieras hecho?


- Pues no se, pero tú que dices que uno debe probar todo alguna vez en la vida.

- Si pero no se, como te digo, no me atreví, de pronto estaba más joven y me daba miedo, no sé.


- ¿Y ahora lo harías?


- Pues no se, ¿Tú serias capaz?

- Tampoco se, depende, depende de lo que se vaya a hacer.


- Si es cierto, uno no se atreve tan fácil, pues igual es extraño, pero dime, por ejemplo ¿Quién no se masturbó con los amigos del colegio alguna vez?


- Pero es diferente, porque todos lo hicimos, pero era cada uno en lo suyo.

- ¿Seguro?

- Ah, ¿Cómo así? ¿En tu colegio se masturbaban el uno al otro?

- Ja ja.


- Dime, ¿Lo hacían en la verga del otro?


- Sólo una vez, un amigo y yo lo tratamos de hacer.

- ¿Cómo así que lo trataron de hacer?

- Pues si lo estábamos haciendo el uno al otro, pero habían pasado 10 segundos cuando oímos que alguien venia hacia el sitio donde estábamos, entonces salimos corriendo, pero pilas, ya sabes que esto es entre nosotros.

- Sí fresco, ¿Y qué sentiste?

- Pues mira, que me acuerdo y se sentía bien, es muy rico que se la hagan a uno y entre más fuerte sea la mano, mejor.


- Y con tu otra mano, con la que se la hacías a él, ¿Qué sentías?

- No pues, yo trataba de concentrarme en sentir solo la paja que él me hacia... ¿Y tú? En tu colegio, en serio se masturbaba cada uno en lo suyo o también "compartían" jeje


- No, no nosotros si nunca...


- Dime la verdad, mira que estamos en confianza y yo ya te conté.

- No pues, la verdad es que no lo hice, había algunos que lo hacían, yo los vi, pero yo nunca lo hice.


- ¿Por qué no lo hiciste nunca?

- No se, yo creo que también me daría miedo, o no se, el caso es que no lo hice.


- Jaja. Bueno eso lo intente solo una vez, y todo se dio porque mi verga es circuncidada y la de mi amigo no, entonces él empezó a joder con que quería sentir como era una verga circuncidada, y pues yo podía sentir una que no lo fuera, y en medio de la calentura...


- ¿La tienes circuncidada?

- Sí.

- ¿Y desde cuando, desde que naciste?


- Sí, cuando nací me lo hicieron, ¿La tuya no esta así?


- No la mía no... Ve rarísimo, ¿Y cuál es la diferencia para hacerse la paja o para pichar?

- No ninguna, pues yo no se como sea con las vergas normales, ¿Me entiendes? Dicen que hay una diferencia en la sensibilidad, pero como yo siempre he sido así, entonces no se, la única diferencia para mi está en la apariencia.


- ¿Cómo se ve una circuncidada?

- ¿Tú nunca has visto una verga así?

- No, nunca.

- ¿Ni siquiera en libros?


- No, a lo bien, nunca.


- Jaja, bueno hermano, si se queda entre los dos, yo se la muestro.


- Jaja, dale pues.


- Bueno prende la luz.

José prendió la luz y yo me bajé de mi cama y me puse de pie junto a la suya.

- Listo, queda entre los dos, ¿No?

- Ya dale, ¿Cuál es el misterio para mostrar tu verga?

- Bueno, bueno ya.

Y me baje mis bóxers dejándola al aire.

- Jaja, que risa como se ve, como incompleta, jaja, ven súbetela con la mano.

Me la subí con la mano como él lo pidió.

- Ja ja, se ve muy chistosa.

- Si, pero lo chistoso es cuando está dura, ustedes por ejemplo, tienen que correrse el prepucio hacia atrás para tener más sensibilidad, en cambio si es circuncidada, no.

- Bueno eso sí es una ventaja.


Me subí mis bóxers y volví a acostarme sobre mi cama.

- Sabes que yo siempre hago eso cuando me voy a pajear, me corro el prepucio hacia atrás, y trato de lubricar bastante para sobar el glande con los dedos, se siente súper


- Uff si, es delicioso, ¿Tú te has hecho alguna vez una paja después de muchos días de no hacértela?

- Uff sí, es riquísimo uno se viene cantidades.


- Claro que la mejor técnica, y esto que quede entre los dos otra vez, es metiéndose un dedo.

- ¿Cómo así, metiéndose un dedo por el culo?


- Sí claro mientras te la jalas, te metes un dedo o dos máximo y se siente un orgasmo mil veces mayor.

- ¿Y con qué te lo metes? ¿Cómo haces para que no duela?


- Te untas alguna crema o hasta te pones un condón y ya.


- ¿Tú lo has hecho?

- Sí claro, pero pilas, ¿No? No vas a andar contándolo. Tienes que ensayar eso un día es lo mejor.


- ¿Y tú te la haces mucho?

- Sí, casi día de por medio, claro que el dedo no me lo meto todas las veces, ja ja.


- Sí claro, me imagino.


- ¿Y tú le hiciste caso a ese documento que nos pasó Álvarez, donde aconsejaban no masturbarse estos días antes del torneo para no perder energías?

- Sí, pues mejor dicho, allí hablaban 5 días, pero yo sólo llevo 3 ¿Y tú?


- Llevo sólo dos, pero no creo que dure muchos más. 


- Jaja, si es difícil abstenerse... Bueno, yo creo que ya tenemos que acostarnos.

- Sí, ya es hora.

- Hasta mañana.

- Hasta mañana que descanses.


Habían pasado quince minutos en los que había escuchado que José daba vueltas en su cama, al parecer no podía dormir hasta que algo rompió el silencio.


- Oye Esteban.

- ¿Sí?


- ¿A ti no te quedaron como ganas de jalártela después de lo que hablamos?

- Jajaja, a lo bien que sí, ¿Y a ti?

- Sí, también, pero me da vaina no rendir mañana en el entrenamiento.

- ¿Y por qué al menos no vemos un película de las que hay en el menú? Yo vi porno allí, y nos distraemos así no nos podamos pajear.


- No, pero nos llega a pillar Álvarez, o le dicen de recepción que pagamos una de esas películas o algo y nos mata, es capaz de suspendernos.

- Si tienes razón... ¿Y si buscamos un canal normal, pero de los que pasan porno? A esta hora debe haber.

- Si dale, eso es, busquemos uno.

José tomó el control y encendió el televisor.

- Dale empieza a buscar que algo debe haber, solo necesitamos la inspiración.

- Sí.

José buscó hasta que dio con un canal de porno soft core.

- Listo este es jaja, déjalo en ese canal a ver que pasa.

Pasaron unos 3 minutos antes de que empezara una escena porno de un mecánico y su inexperta "cliente"... José dijo:

- Uff esa esta buenísima, si eso es lo que necesitamos, je je.

Y nos quedamos viendo la película por unos minutos, en eso dejé de ver la película para mirar de reojo a José y vi su mano cerca de su verga, por debajo de la cobija. La luz del televisor no me permitía estar seguro pero le pregunté:


- ¿Te la estas jalando?


- Me la estoy sobando, ¿Y tú?


- También, solo sobándola... ¿Y te la quieres jalar?

- ¿Le hacemos o qué?

- Dale, pero que sea un secreto.

- Claro, hagámosle.

Y empezó cada uno de nosotros a sobar su verga con más confianza por debajo de la cobija, pero yo no podía seguir así, algo tenía que hacer para acércame a José.

- Ve José, me molesta la cobija, ¿Te importa si me la quito? 

- No fresco dale yo también mejor me la quito, es que a mi me gusta más sentado, contra la baranda.

- Listo.

Y me quité la cobija quedando al descubierto, ya tenía mis boxers a la altura de mis pies, casi para quitármelos. José por su parte se recostó en la baranda y sus boxers se los había bajado hasta las rodillas. En eso comentó José:

- Uff que delicia, llevaba ya tres días.

- Sí y yo dos.

- ¿Tú te demoras en venirte?

- Más o menos, ¿Y tú?

- También me tomo mi tiempo, pero ya la tengo súper dura.

- Si también, y estoy ya mojado. ¿Hace cuanto no te la hacías en grupo?

- No pues, desde los primeros años de bachillerato.


- Yo igual en esa época, además era incomodo, porque todos querían ver la verga circuncidada; era la novedad.

- Sí, me imagino, ¿Y te molesta que te la vean?


- No pues, igual estábamos allí todos en las mismas, al final ni me importaba, pero tenía que parar para que la vieran.


- ¿Y yo te la puedo ver?

- Pues igual ya nos estamos viendo las vergas desde donde estamos ¿No?

- No, pero déjala ver bien a ver como es dura.


- Ven pues, acércate, porque yo no me voy a parar.


José se levantó de su cama y se paró junto a la mía, yo me quite la mano de la verga.

- Claro se ve rarísima.

- Pero es casi lo mismo que si tú te echaras el prepucio para atrás.

- Sí mira, así como lo tengo ahora.

Y José quitó la mano de su verga, la cual tenía el prepucio ya recogido y el glande lubricado, su verga tenía el tamaño exacto, los pelos exactos, sus guevas tenían la forma perfecta. ¿Había algo que José no tuviera bien? Pensé. Entonces le dije:

- Sí, exacto, son iguales.

- ¿Entonces tú dices que cuando te la hiciste con ese man se sintió bien?

- Sí como te dije, que se la hagan a uno es delicioso y mejor si es una mano fuerte.

- Si...


- ¿Tú que dices? ¿Te atreverías a que intentemos tú y yo?

- ¿A jalárnosla?


- Sí, ¿Qué dices? 

- No pues, no sé...

- Ven siéntate al lado mío.

Y me senté en la orilla de la cama con los pies en el suelo mientras José se sentó de igual forma al lado mío y entonces le comenté:

- Dale intentemos, si no nos gusta lo dejamos y ya.


- Dale pues.

Nos quedamos quietos un ratito y José exclamó con voz nerviosa:

- Bueno ¿Y quién empieza?

- No, los dos al mismo tiempo, pero cógemela antes que empiece a caérseme.

- Listo dale, tú también coge la mía, se está cayendo.


- Bueno cuando cuente tres las cogemos y empezamos, dale fresco.


- Listo.

- Ok, 1, 2, 3.

- Y empezamos a trabajar cada uno en la verga del otro, que delicia, sentía su mano firme sobre mi verga al mismo tiempo que cogía la suya desbocando todos los deseos contenidos de esa noche.


- Dale José aprieta un poquito más.


- ¿Te vas a venir? No te vas a venir en mi mano.


- No, no fresco yo me demoro un poquito, ¿Y tú como vas?

- Bien, bien se siente bien.

- ¿Sí, ves? Yo te lo dije.

Los dos gemíamos suavemente, tal vez nos avergonzaba que el otro sintiera nuestros gemidos.


- Uy espérate Esteban, dale suave que me voy a venir.

- No espérate, no te vengas, páralo.

Y solté su verga. José respiró profundamente y pudo detener su eyaculación.

- Listo ya, un poquito más y me vengo.


- Ven José acuéstate boca arriba.

- ¿Para que?

Y mientras él preguntaba, yo me levanté de mi cama liberando mi verga de su mano y me dirigí a mi morral. Saqué un condón.


- Dale acuéstate boca arriba, hazme caso.


- ¿Qué vas a hacer?

- Fresco que no es lo que parece, no me creas maricón, te gustó la paja, ¿Sí o no?


- Si, pero...

- Bueno entonces te la voy a seguir haciendo, pero boca arriba.


- Bueno dale.

- Si, acuéstate y dobla las piernas.

- ¿Y para que el condón?


- Ya te dije que no es lo que parece, es sólo para que te metas un dedo y pruebes como se siente.


- No, yo no soy capaz de hacer eso.

- Dale hombre vas a ver que te va gustar, hazlo que yo también lo he hecho.

- No, ¿No dijiste que me ibas a seguir pajeando y ya?

- Sí, pero mientras te metes un dedo.


-¿Y si me duele?

- No te va a doler.


- No, yo nunca he hecho eso y me puede doler.

- Entonces jálatela y yo te meto el dedo, que yo al menos sé como hacerlo.


- No, no sé.

Y mientras él decía esto yo puse el condón en mi dedo del medio de mi mano izquierda.

- Listo, dobla las piernas.

- Pero hazlo suave Esteban por fa.

- Sí fresco ya no llores que pareces una vieja.


Empecé a buscar su ano, casi ni me fije que por fin tenía las manos en ese culo que tanto deseaba, quería meterle el dedo rápido, antes que José se arrepintiera. Introduje mi dedo, no tan lento como él hubiera querido, pero lo suficiente para que no le doliera. Su ano un poco cerrado empezó a ceder para admitir mi dedo.

- Aahhh, me duele.


- Pero no mucho, ¿Cierto?

- No, no ya está pasando.

- Mientras, ven, mejor yo te la jalo, pero relájate para que lo disfrutes.

Y empecé a masturbar a José mientras mi dedo le hacia un pequeño masaje por primera vez a su ano. Pero yo también necesitaba sentir placer...

- Espérate José, yo me acomodo mejor así tú me la jalas también a mi, ¿Te parece?

- Dale si quieres, pero yo no te meto un dedo. 

- No sólo jálamela.

Y me acomodé para trabajar en su verga y en su ano mientras mi verga le quedaba a su alcance para masturbarme.

- Listo José dale, ahora si hagámosle rápido y fuerte que así se siente mejor.


- Listo.

- Uff fresco, si quieres gemir no hay problema.

- Ok. 

Yo no movía mi dedo, solo lo mantenía en su ano, empujando solo un poco de vez en cuando, José gemía, sudaba, se quejaba de dolor, pero también de placer, su verga crecía y se ponía más dura cada vez, yo mientras tanto disfrutaba de la paja que él me hacia, aunque no tanto como lo que yo le hacia a él. Cada vez que mi dedo se hundía un poco en su ano, José apretaba con mas fuerza mi verga.


- Ya me voy a venir.


- Listo vente no hay problema.

- ¿No quieres que siga yo haciéndomela?


- No, no vente yo te la jalo hasta el final.

- Bueno… Ahhh Ahhhh ya me vine Ahh mmm.


Y mientras se venía, José soltó mi verga y llenó de semen mi mano que seguía moviendo su palpitante verga.


- Ah saca el dedo ya por fa.


- Y lo saqué lentamente.

- Ya, ya deja de jalármela, aahhh, si.

- ¿Te gustó?

- Sí, sí todavía estoy sintiéndolo.

- Es rico ¿Ves? y ahora perdóname, pero yo tengo que venirme.


- Sí, que pena, sigue tú con tu verga, yo no puedo más.


- Sí fresco.

Yo me quité el condón y lo tiré al piso, me acosté entonces junto a él. Con mi mano llena de su semen como la tenía, empecé a masturbarme mientras miraba de reojo su verga, que todavía chorreaba un poco de semen, y sus piernas que todavía las movía. Poco a poco mientras me masturbaba fui girando mi cabeza hacia su cara y vi que me estaba mirando. No pasaron muchos minutos antes de que me viniera. 

- Ya casi me vengo.

Le susurré mientras lo miraba a sus ojos que estaban cediendo al sueño. Finalmente empecé a sentir un orgasmo y empecé a venirme fuertemente, como pocas veces en mi vida, suspiré bastante, pues el placer me lo exigía y José, mientras me miraba fue testigo de mis caras de placer, lo cual me excitaba aun más y prolongó mi orgasmo. Eyaculé bastante, incluso le salpiqué un poco el abdomen y algo del pecho, pero José en su letargo ni siquiera se inmutó. Volví a inundar mi mano esta vez con mi semen.


- Aaahhh, qué rico. 

Susurré. Me incliné un poco y tomé los boxers que él se había quitado y limpié en ellos el semen, después los tiré al piso y volví a recostarme junto a él y di un largo suspiro. Ya para entonces José estaba durmiéndose y había volteado su cara hacia el otro lado. Me quedé yo también dormido mirando al techo y pleno por el placer que había recibido y que le había proporcionado a José.


Les agradezco por haber leído mi relato y me gustaría conocer sus comentarios. 


Mil gracias. 


Esteban


FIN